El circo continua. Ya no sólo amenazan a la gente que silbe el himno o prohíben esteladas, ahora incluso requisan camisetas amarillas. Están empezando a llegar imágenes de culés obligados a tirar las camisetas a la basura como si fueran cuchillos o otro tipo de armas blancas.
¿Hasta dónde puede llegar esta locura? ¿Tiene el Barça que someterse a tal humillación, y en especial a la humillación de sus aficionados y socios? Empieza a ser hora de que la directiva de Josep Maria Bartomeu haga alguna cosa para sus socios. La justicia española tiene como hostaje a Sandro Rosell precisamente para obligar al FC Barcelona a arrodillarse ante este estado autoritario. Pero el Club es de sus socios, no de su ex presidente.